MEDITACIÓN SÍNTESIS
7 ETAPAS PARA UNA MEDITACIÓN INTELIGENTE
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12
Jul
2018
1

5 etapa: Meditar como una Estrella

Orientación (estrella)

Todo buen navegante teme adentrarse en alta mar. Su experiencia le ha hecho consciente de la fragilidad del pequeño cascarón del barco ante la inmensidad de las aguas que lo soportan. El mar, como la vida, a veces es calmo pero otras se enfurece, nos sacude con olas gigantescas o nos estrella contra arrecifes camuflados. Y, sin embargo, el navegante ama profundamente el mar.

Mientras se eleva el sol, el rumbo del barco sigue la estela de los reflejos marinos hacia un punto trazado del horizonte, pero cuando cae la noche, los antiguos marineros perdían las referencias inmediatas y sólo les quedaba la posibilidad de elevar la cabeza y observar las estrellas. Silenciosamente, las estrellas siguen su camino, pero ese peregrinaje no es caótico, como podría parecerle a la persona mundana que no encuentra el tiempo, dentro de su apretada agenda, para pararse y mirar el cielo estrellado. La bóveda celeste gira en torno de la estrella polar, alineada con el eje del mundo. Si el navegante experto puede atravesar los mares nocturnos es porque allá arriba reina un orden preciso, roto momentáneamente por la estela de una estrella fugaz, que nos abre al asombro de que la esfera celestial de terciopelo negro está viva.

La estrella, cuya luz ha viajado miles o millones de años, trae consigo una invitación a seguirla. Más allá del horizonte mental está la infinidad de lo que somos: constelaciones que nuestra más fina sabiduría hila en una filosofía de vida. Ahora bien, entre todas esas estrellas de nuestro firmamento interno, entre la multiplicidad, hay una que en este preciso momento coincide con nuestra coronilla. Para los antiguos, las estrellas eran difuntos que nos observaban o ángeles que nos custodiaban; para nosotros, son arquetipos que buscan encarnarse, cualidades del alma que van desde el amor hasta la verdad, desde la libertad hasta la fe, luminarias que nos sirven en la vida para no perder el norte, para luchar a menudo a brazo partido contra la mentira del mundo, la indiferencia ante el sufrimiento, la esclavitud de nuestras necesidades o la confusión de nuestras creencias. Así, los cielos nos hacen de espejo para recordarnos lo esencial, y de brújula para no perdernos en la búsqueda.

12
Jul
2018
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5 etapa: Meditar como una Semilla

Potencialidad (semilla)

La vida está llena de paradojas, y el camino espiritual se lleva el premio gordo. La filosofía perenne no deja de clamar, y con razón, que el Ser que somos ya está presente en cada uno de los momentos que vivimos y de los actos que realizamos. Somos perfectos, y sin embargo, lo olvidamos. Jamás hemos dejado, ni por un momento, de ser la esencia que nos habita, y no obstante no dejamos de buscarla, como si la hubiéramos perdido. Ser y llegar a ser es la cuadratura del círculo en el mundo espiritual.

Podemos acercarnos al misterio de esta paradoja a través del símbolo de la semilla. Las semillas suelen ser pequeñas, y cuando las abrimos, todavía nos encontramos con un hueco más, con otro inesperado vacío. La semilla parece decirnos que, en verdad, no somos nada, pero que sorprendentemente de esa misma vacuidad surge la vida y se despliega todo. La semilla es el fruto y el fruto la nueva semilla, principio y final de una misma realidad, procesos distintos que se encadenan y complementan.

Y ése es nuestro punto de partida: somos semilla, pero podemos desplegarnos a través del árbol para ser también fruto. En la semilla está inscrito el fruto arquetípico, pues no huele, ni sabe, ni tiene color. Es pura potencialidad, todavía anhelo o sueño, impulso o proyecto, el cero contenido antes de la creación. La semilla ya lo tiene todo, pero le falta una actualización a través del tiempo, le falta el agua de la lluvia y buena tierra, el calor y la luz del sol, y el viento para poder fecundar. Le falta la mano amable del jardinero.

Con la meditación dibujamos un árbol en nuestro interior, con cada respiración sembramos y regamos, podamos y sulfatamos. Si tenemos la suficiente paciencia, veremos crecer el árbol, y veremos caer la fruta madura. No nos cabe la más mínima duda: la meditación nace en uno como semilla para morir después como fruto que se comparte.

12
Jul
2018
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4 etapa: Meditar como una Rueda

Centralidad (rueda)

Es cierto que la vida es un ir y venir de experiencias, y que esas experiencias se inscriben en un círculo de vivencias, unas más felices que otras. Ese gran círculo es el círculo de nuestra vida, que además está enlazado con numerosos círculos de vida de otros. Esa rueda gira y gira, pero no se ve claro adónde va: parece dar vueltas sobre sí misma. Lo que estaba en la base de la rueda tarde o temprano aparece en la cúspide, lo que estaba subiendo bajará, y así sucesivamente.

Es tremendo constatar que no podemos fijar la rueda de nuestra vida: no podemos pararla en el momento de gloria o de triunfo, no podemos pararla a determinada edad o en determinada situación. La rueda gira y parece atravesar todo el abanico humano: el éxito y el fracaso, el deseo y su ausencia, el encuentro y el desencuentro.

Atrapados en los vericuetos de la rueda, creemos que las circunstancias que vivimos son lo que aparentan, y que son buenas o malas. Igual que el burro en la noria, perseguimos las circunstancias en forma de zanahoria y huimos de aquellas que tienen pinta de palo. No nos damos cuenta de que toda circunstancia inscrita en un círculo está a la misma distancia del centro: toda circunstancia es en sí misma neutra. De hecho, el círculo tiene sentido porque hay un centro. Las experiencias vistas desde la periferia acogen el sentido inmediato, pero vistas desde la perspectiva del centro, donde contemplamos la globalidad del círculo, las experiencias adquieren un sentido más profundo, un sentido vislumbrado o querido.

El centro es el único punto de la rueda que está en quietud; es el Ser que somos el que está en ese centro, desde donde surge la globalidad de nuestra esencia. Identificarnos con algún punto de la rueda nos lleva al sufrimiento porque ese punto no lo movemos nosotros, sino el destino. En meditación intentamos trazar un radio desde cada punto hasta su centro, desde cada experiencia dolorosa, placentera o indiferente… pero no siempre acertamos a saber qué significa esto que estamos viviendo, no siempre podemos comprender la ligazón de nuestros actos contingentes. Hay que tener paciencia, poco a poco desde el centro en quietud, nuestra visión se vuelve clara.

12
Jul
2018
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4 etapa: Meditar como el Corazón

Aceptación (corazón)

Si el sol es el centro de nuestro sistema planetario, el centro de nuestro sistema es el corazón. En medio de la cruz, entre la horizontal y la vertical de nuestro cuerpo late nuestro órgano cardiaco. La fisiología del corazón nos revela su alquimia: acoge la sangre venosa, la hace pasar por el filtro pulmonar y, una vez que ha sido oxigenada, la retorna al sistema completamente renovada, pasando del ventrículo a la aurícula, y de un lado del corazón al otro. Algo así hace el corazón profundo con los pensamientos y los sentimientos, con las percepciones y las intuiciones: las hace transitar, las hace dialogar y les imprime un hálito.

Sin corazón el universo es frío, sin corazón las razones se convierten en armas arrojadizas y los sentimientos en mareas que ahogan. En medio del misterio, en medio de la infinitud fría de la existencia, la sabiduría del corazón atina a hacer una pequeña hoguera, y ese pequeño fuego consiste en humanizarlo todo.

De alguna manera, de los infinitos sentidos que nos ofrece el cosmos sólo uno es válido para nosotros, y ese descubrimiento se hace a través del corazón. Podríamos decir que nacemos con una tarea dada, que después el destino flexiblemente se encarga de recordar. Ese será, pues, nuestro camino con corazón, y ese será nuestro centro de vivencia.

12
Jul
2018
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4 etapa: Meditar como el Sol

Reconocimiento (sol)

El sol brilla permanentemente, aunque por la noche no lo veamos. Generosamente, su luz llega a montañas y valles y su calor es la base de la vida. En cada naranja y en cada grano de arroz hay un pequeño sol condensado.

En su redondez, a diferencia de la luna cambiante, nos recuerda que es fiel a sí mismo, y no en vano ha sido adorado por las grandes civilizaciones como el Ser que somos en esencia. Pero lo que nos interesa de este símbolo es que su luz y su energía son fruto de una combustión y que, un día muy lejano, se consumirá. El sol nos dice que vivir es quemarse, consumirse, darlo todo… sólo de esta manera realizamos nuestro potencial. A las puertas de la muerte, sólo nos deja en paz todo lo que hicimos y todo lo que amamos, sin reservas, sin cálculos, sin regateos.

Pero, claro está, de tanto en tanto aparece un nubarrón que tapa la esfera solar; periódicamente aparece un eclipse solar: la luna se interpone entre la tierra y el sol de la misma manera que las emociones eclipsan la razón, o las sensaciones contaminan nuestra intuición. Los primitivos temían los eclipses; nosotros tememos las crisis aunque, cuando todo se ve borroso, buscamos en los rincones del instinto respuestas originales y en el fondo del alma cambios creativos. Las crisis son oportunidades de crecimiento, y de eso trata la meditación: de dejar caer las respuestas archisabidas y empezar a hacerse preguntas.

12
Jul
2018
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Práctica con corazón

Todo el despliegue de técnicas y métodos, toda la sabiduría de las tradiciones antiguas no tendrían sentido sino hubiera un espacio de práctica donde “realizar” los objetivos propuestos.

Es cierto que las disciplinas de uno u otro signo nos recuerdan, tal vez por nuestra educación escolar,  un sentido del deber , una posición férrea, a veces, un tanto rígida. Y lo cierto es que, sobre ésta, nos hemos rebelado tantas y tantas veces.

Cuando se parte desde fuera, cuando la práctica se convierte en un deber, en una exigencia externa o interna aquélla pierde fuerza. Será imposible superar el atolladero del camino porque en el fondo uno está dividido, hay una práctica pero todavía no es “nuestra” práctica.

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12
Jul
2018
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A través de la sombra

El punto de partida es precisamente este momento, este ahora para cada uno de nosotros. Un aquí y no un allí, un ahora y no un antes o después, es decir, nuestra realidad sin maquillaje ni fantasía. Aunque, a decir verdad, para la mayoría de nosotros el punto de partida es precisamente la dificultad de saber en qué punto nos encontramos.

Por así decir, hemos perdido el mapa y primero hemos de encontrarlo antes de empezar a caminar. Sin brújula iremos desorientados, sin mapa no sabremos desde dónde marcar el itinerario, sin un equipo adecuado no llegaremos lejos. No está mal reconocer que ese punto de partida es exactamente una cierta confusión o desorientación, una mayor o menor irrealidad en nuestro proyecto vital o un nivel de sufrimiento más o menos camuflado. Reconocer esto es realmente un paso de gigante en nuestro crecimiento personal.

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12
Jul
2018
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7 niveles de conciencia

1 nivel
Nacemos en medio de una sociedad, dentro de un grupo, en medio de una familia. De entrada ese es nuestro soporte fundamental, la raíz a partir de la cual nos sostenemos. Vemos y sentimos a través de los filtros culturales de nuestro grupo que nos presta una personalidad de entrada y unas consignas a seguir.
La ley del grupo es la ley de la SEGURIDAD, una primera necesidad. Más allá del grupo está la “muerte”. Es como si el individuo que todavía está por hacer no existiera en esta dimensión. O eres del grupo, o no eres. El ostracismo, la indiferencia, la marginación, el rechazo, la acusación, el estigma son terribles para cualquiera.
Sin embargo, la persona en esta búsqueda de seguridad habrá de pagar un precio importante, ¿sumisión al grupo, estabilidad normativa, acatamiento de creencias? Es cierto que si uno no quiere ver más allá de esta ley, si se queda atrapado en este nivel, podrá caer en el infantilismo (la sociedad como algo paternalista), o en la irresponsabilidad (hago lo que todos hacen, porque me lo han mandado), o en el anonimato y la anomia (Sentimiento de alienación o desesperación como resultado de pérdida o ruptura de valores en una sociedad o grupo. También estado de falta de normas dentro de grupos sociales o sociedades), si no soy aceptado.
Ahora bien, hay que sanar por un lado este nivel y trascenderlo por otro. Sanarlo en cuanto uno agradece todo ese soporte que el propio grupo da, la base de nutrición y educación que nos ha permitido crecer. Hay que honrar a la propia familia porque de alguna manera (consciente o inconscientemente) uno ha retomado un legado, pero más allá de mi familia, todas las familias, todos los grupos, la humanidad. Alguien inventó la rueda, muchos crearon civilizaciones, útiles de vida, para mí, para nosotros.
Y en la prolongación de ese legado está la vida, en este nivel estamos conectados a la fuerza vital, fuerza que nos hace sobrevivir, que nos empuja hacia delante, que nos hace huir o defendernos con una fuerza inusitada. Tenemos en nuestros genes una respuesta adaptativa que viene de nuestros ancestros.
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12
Jul
2018
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La sabiduría es…

Es cierto, la inconsciencia avanza, la pedantería aumenta y la necedad se hace ama del local. Basta con poner la televisión o la radio, escuchar a nuestros políticos u hojear las revistas para darnos cuenta de la incultura que se respira en el ambiente. ¿La culpa? ¿El mundo, el sistema, el individuo, el diablo disfrazado de normalidad…? ¿quién sabe? ¿la alternativa? ¿sabiduría…?
Sin embargo, las letras gordas del diccionario no nos aclaran mucho acerca de esta alternativa. ¿Será la sabiduría mera prudencia como nos insinúa, o será el conocimiento profundo en ciencias, letras o artes?
Me temo que sea lo que sea la sabiduría no se dejará reducir por una definición, sea un arte de vivir o el conocimiento de las esencias de las cosas. Lo que parece que no es, según la tradición, es la erudición pues no se trata tanto de tener (información sobre los objetos) sino de ser. Nuevas formas de ser que implican necesariamente procesos y transformaciones.
Lo que viene a continuación no es una descripción de lo que sea la sabiduría sino unas frases símbolos para abrirse a una posible intuición, tal vez una forma simple de recordar lo olvidado.
108 perlas de un largo collar que en India se utiliza como un rosario de plegaria a través de la repetición de un mantra o frase cargada de poder. 108 frases para meditar, no para quedarse en lo literar del texto sino para mirar el paisaje interno que alumbra cada una de ellas.

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