MEDITACIÓN SÍNTESIS
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www.yogasintesis.com
10
Jul
2018
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Aflicciones en el camino

Ayer vi en Dvd una película de Bahman Ghobadi, “Las tortugas también vuelan” y quedé impactado por utilizar una palabra amable. La saco a colación porque este director muestra con crudeza extrema el sufrimiento. Un chico mutilado, su hermana preadolescente y un niño pequeño llegan a un centro de refugiados kurdos en la frontera con Irak. La hermana fue violada por soldados iraquíes y el niño pequeño con problemas oculares es su hijo al que llama bastardo y que termina por hundirlo en el lago y suicidándose después. El chico mutilado junto con los otros niños de la región se gana la vida desactivando bombas antipersonas que hipócritamente occidente compra después de habérselas vendido a dictadores de la región. Un negocio redondo. La película está ficcionada pero evidentemente es un calco de la realidad.
Estos niños, estas gentes sufren, y la guerra, las culturas reaccionarias y los intereses geoestratégicos marcan sin duda sus destinos. Hay muy poco margen para la libertad, y no digamos para la felicidad. Sufrimiento es sufrimiento sin maquillajes y no el grano en el culo que nos incomoda al sentarnos en nuestro apoltronado sofá occidental.

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6
Jul
2018
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3 etapa: Meditar como el Océano

Profundidad (océano)

La respiración media entre el cuerpo y la mente; nos lleva de una orilla a la otra, pero nunca está aislada: siempre es la prolongación de algo mayor. Antes y detrás de la ola se encuentra el abismo marino, de la misma manera que cada respiración es el recuerdo mismo de que somos profundidad, que nacemos de ella y que volvemos, aunque no queramos, a ella misma. La ola siempre es agitación, pero en el fondo del océano reina la calma más profunda; arriba está el movimiento, abajo la quietud.

Curiosamente, nuestra autoimagen, aquello que reconocemos de nosotros mismos, se parece a una isla con los contornos bien definidos. Sabemos dónde llegan el mar y sus mareas y dónde la tierra. Conocemos con exactitud los kilómetros cuadrados, la periferia y la altitud. El yo que quiere comerse el mundo también funciona como una isla: sabe muy bien dónde empieza su territorio, quién forma parte de su grupo y qué le gusta. Sabe, por así decir, contar, medir y pesar, sabe dónde están las fronteras y quiénes están en un bando o en el otro. El yo sabe muchas cosas, pero no ha nadado en la profundidad. Sin embargo, el océano es misterioso, su profundidad incalculable, sus contornos difusos y su movimiento impredecible. Nuestro yo se encarama a la isla que conoce tan bien, pero el Ser que somos es esa profundidad marina que se traga islas o que las regurgita. Qué pequeña es la parte visible de un iceberg diría un niño pequeño, y qué pequeña es la conciencia ordinaria delante de lo insondable de la conciencia, diríamos nosotros.

Ahí estamos en la meditación, intentando dialogar entre la isla y el océano. De alguna manera, la respiración es un disolvente, como también lo es la ola, que en su embestida contra la dura roca, la va limando en bellas formas onduladas. Nuestro carácter rígido no resiste demasiado la andanada de la respiración.

1
Jul
2018
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Frase: Nuestras fobias

¿Acaso nuestras fobias no hablan del cerco al que somos sometidos por esas áreas de vida no reconocidas que nos habitan? ¿No serán los síntomas una forma de lenguaje del alma, voces angustiosas de lo que quiere expresarse y no puede?

Meditación Síntesis. Julián Peragón. Ed. Acanto

29
Jun
2018
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3 etapa: Meditar como la Ola

Fluidez (ola)

Somos gravedad y elevación, pero también ritmo. Late el corazón y respira el cuerpo, la noche sucede al día, las estaciones giran cada año, la vida pasa y se renueva… Somos, qué duda cabe, ritmo dentro de otros ritmos, y eso, precisamente, es lo que nos recuerda nuestra respiración: que hemos de fluir entre un ritmo y otro. Cuando escuchamos la respiración, estamos bailando con el llenado y el vacío, con la tensión y la distensión, con el coger y el soltar.

La respiración nos dice, a su manera, que todo está interrelacionado, que el adentro y el afuera se asemejan, se relacionan, se intercambian. En cada inspiración, el universo entero espira dentro de nosotros, y en cada espiración nos diluimos en esa misma totalidad que nos envuelve. La respiración hace añicos la ilusión de separación que marca la piel y que nuestros sentidos recrean.

Seguramente, en cada nueva bocanada de aire estamos inhalando el mismo aire que han respirado infinitas veces todos los animales y plantas de este planeta azul. Podríamos decir que la respiración, con el paso del tiempo, cose por dentro a todos los seres vivos en un manto energético.

En su fluir permanente, la respiración nos dice que somos cambio. Como la ola, la respiración va y viene; ahora está arriba y ahora abajo. De entrada, sólo vemos su movimiento, su crecida y su bajada, pero poco a poco nos damos cuenta de que esa ola, y la siguiente, y todas ellas, nacen y mueren en el océano. El océano ha estado siempre ahí, eternamente; la ola sólo aparece en su superficie, vinculada con el viento. La ola, la respiración -en definitiva, nosotros mismos- puede creer que es autónoma, que está separada… hasta que cae y se diluye en la arena, en la roca, en el mismo mar que la vio nacer.

MEDITACIÓN Y SILENCIO

Sentirse conformado por el sol, la lluvia y el viento; ser como aquel roble asentado en su centro y meditar desde las propias raíces contemplando el cielo. Pasear por el bosque alejado de las voces de la ciudad que nada dicen, lejos de los muros de cemento que frenan la mirada, lejos también de los escaparates que siempre mienten. Y meditar.

Tomar aire fresco, descalzarse para sentir las cosquillas de la tierra, perderse en el horizonte, jugar con el silencio. Están vivas la roca y la nube, siempre presentes desde la eternidad. También mi cuerpo.

Sentarse fue una posibilidad, entre otras, de conjugar dentro y fuera, de no dejar que nos engañe el límite de la piel, la separatividad del ego, el caos galopante del inconsciente. Recorrer la columna arriba y abajo como un sendero sagrado que ocultamos todos los días, o permanecer en el flujo del aliento como el único mar que nos habita. Es lógico el vértigo.

Somos niños que caminan torpemente por un camino desconocido. Hace falta una brújula y un mapa, paciencia y un corazón enorme que destile la alquimia de los nuevos descubrimientos. Sin escucha no se percibe la voz interior que todo lo guarda y sin confianza uno queda paralizado. ¿Hay algo que encontrar?.

Ilusión, risa, desesperanza, dolor, placer, absurdidad, yo, tú, lo divino. Todo está, es cierto, ahí. Pero ¿qué fuerza nos hace identificarnos?. Volver a sentarnos, para descubrirlo, simplemente».

24
Jun
2018
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Frase: Subir cumbres

Si no nos sostenemos sobre nuestros propios pies, si no sabemos subir cumbres para luego bajarlas, es decir, empujar proyectos y darles cuerpo, difícilmente podamos traspasar el umbral de la espiritualidad.

Meditación Síntesis. Julián Peragón. Ed. Acanto

22
Jun
2018
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2 etapa: Meditar como la Lluvia

Purificación (lluvia)

Maravillosamente, tarde o temprano, el cielo hace el amor con la tierra a través de una lluvia fecundante. La nube se licúa y la tierra se embebe, el cielo oscuro se clarea mientras que la tierra reverdece. El ciclo de la vida se pone en marcha: agua y tierra, viento y sol amasan cada semilla, la nutren, la riegan, la caldean y la ventilan.

Cuando recorremos meticulosamente nuestro cuerpo de arriba abajo, por delante y por detrás, también asistimos a una lluvia purificadora. Acompañada de respiración, nuestra intención desincrusta, arrastra y limpia tensiones, dolores, inflamaciones… Con nuestro bisturí mental, deshacemos un traje reseco y encorsetado para colocarnos otro nuevo, flexible y permeable, sensible y placentero.

19
Jun
2018
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La cercana intensidad de Todo

A veces uno dice Yoga y no dice nada; dobla perfectamente el espinazo hasta los pies fríos sin arquear las rodillas; cuenta las respiraciones de una a una en un preciso ritmo cuadrado o repite un Om largo en postura de loto y no vislumbra nada. Hay algo que se nos niega aunque nos ofusquemos en los conceptos espirituales más excelsos o le saquemos brillo a las mismas palabras grandilocuentes a modo de bandera pues las primeras certidumbres de esa otra realidad anunciada, el sabor mágico de algunas situaciones o el empeño en las técnicas trascendentales, parece ser, no aseguran mucho.

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