23
Mar
2020
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Meditación de la Compasión

MEDITACIÓN DE LA COMPASIÓN por Julián Peragón de la Escuela Yoga Síntesis

 

EXPLICACIÓN PREVIA:
Lo que abunda en el mundo es el sufrimiento, y mucho más en estos tiempos de crisis. En primer lugar tenemos presente el sufrimiento nuestro pero también está el de todos los seres que sienten. La buena noticia nos la daba Buda, Patañjali y muchos otros sabios y sabias del pasado y también actuales que nos decían que hay una salida al sufrimiento emocional y psicológico. Y nosotros somos privilegiados porque ya sabemos desde el Yoga y otras tradiciones cuáles son las raíces que lo sustentan. Aunque quemar esas raíces profundas no sea nada fácil.
Esta meditación es muy intensa y nos lleva a mirar de frente nuestro propio sufrimiento sentido a menudo como miedo, duda, desesperanza, confusión, apego, ansiedad, rechazo, entre otros. Pero si levantamos por unos momentos la mirada de nuestro pecho podremos ver e intuir la soledad, el pánico, el dolor, la carencia, el desespero y la ignorancia de muchas personas que tenemos cerca y de una gran mayoría en todo el planeta. Es tan grande y tan complejo el mundo que nos hemos habituado a ponernos un impermeable de indiferencia ante el dolor de los demás.
En esta meditación amortiguamos nuestro propio sufrimiento respirándolo y aprendemos de él para poder abrir el corazón a los seres que están más desvalidos que nosotros mismos. Despertamos en nosotros nuestro corazón compasivo. Al abrirnos al sufrimiento ajeno nos inmunizamos contra nuestro propio miedo y reconocemos que podemos aprender mucho de cómo podemos desarmar nuestro propio egoísmo.
Si observas resistencia a esta apertura, no importa, quédate recogido en tu propio sufrimiento y hazte aliado de él, escucha en profundidad lo que quiere decirte, sin juzgarlo.
Que la paz sea en todos los seres.

MEDITACIÓN

(Tres campanadas)

Siéntate en una posición cómoda con la columna recta y flexible. No tengas prisa, pequeños movimientos de reajuste te servirán para darle a la postura más solidez.
Una vez permanezcas en quietud, haz un gesto de entrada a la meditación que te ayudará a colocarte en una actitud de respeto y de entrega. Ya sabes que una mudrâ le da profundidad a la postura y te recuerda lo esencial.

Lleva tu atención a las sensaciones corporales, recorre el cuerpo e identifica dónde están los puntos de tensión. Junto con la respiración disuelve cada una de las zonas donde notes rigidez o sientas dolor. Y quédate centrado/a en el flujo de la respiración. De esta manera vuelves al estado de presencia.

(Una campanada)

En primer lugar lleva tus manos al pecho. Siente tu sufrimiento interior, por poco que sea, y observa cómo se manifiesta, si hay pesadez, angustia, falta de aire, miedo, ansiedad o cualquier otro síntoma. No te asustes, respira. Respira y comprende que ese sufrimiento está en la superficie de tu Ser, que no puede penetrar en tu núcleo profundo. Sin embargo, puedes acompañarlo, puedes entenderlo, puedes aminorarlo y puedes disolverlo. Mantente en paz respirando.

(Una campanada)

En segundo lugar ábrete a los seres que tienes cerca pero también a toda la humanidad. Si quieres visualiza la majestuosidad de nuestro planeta azul flotando silenciosamente en el espacio y acogiendo a todos los seres vivos.

Inspira y acoge a los demás en tu pecho y espira abriéndote a ellos.

Inspira absorbiendo sus tensiones, que sientes profundamente, y espira para devolverles una profunda relajación.

Inspira y acoge la densidad de sus sufrimientos, llevándolos a tu corazón para transformarlos, y al espirar devuelve la ligereza del bienestar.

Inspira la negrura que los desespera y espira devolviendo luz esperanzadora.

Inspira acogiendo sus soledades y miedos, y espira abrazándoles tiernamente.

Inspira la ignorancia que les ciega y espira emanando la claridad de la consciencia.

Inspira acompañando la enfermedad y la muerte, y espira transmitiendo energía sanadora y confianza en la vida.

Inspira y acoge todo conflicto, espira devolviendo paz.

Inspira sufrimiento, espira compasión.

Inspira y abrazas la existencia entera, espira y disuélvete en ella.

Todo queda en paz, todo sucede para nuestro aprendizaje vital, todo tiende al equilibrio. Somos Uno con el universo.

(Una campanada)

Tiempo para estar, para recuperarte. Tiempo para volver a tu realidad, estirando tu cuerpo adecuadamente y registrando aquello que necesites recordar.

Mil gracias por estar ahí y compartir juntos estas meditaciones. Om Shanti

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