Haikus: belleza y sabiduría
Apuntes sobre Bashô y el Haiku
• El haiku es una forma poética japonesa fuertemente influenciada por el Budismo Zen.
Pero el Haiku es más una experiencia espiritual que una expresión del lenguaje.
• La intuición está más patente en las culturas orientales. Su mismo lenguaje y escritura permite una mayor libertad a la hora de acercarse al objeto. Los kanjis chinos representan un símbolo.
• El problema no radica meramente en el lenguaje, sino en la conciencia que utiliza el lenguaje. La conciencia debe ser libre, utilizar los límites del lenguaje sin quedar atrapado en ellos.
• Nuestra percepción de la realidad viene filtrada por el mundo simbólico y cognitivo, hasta tal punto que el lenguaje más que una aproximación a la realidad crea él mismo la realidad.
La relación directa con el objeto desaparece. Sólo percibimos lo que las categorías de nuestro lenguaje permite. Nos hemos olvidado del mundo presimbólico, de la intuición.
• Lo importante del haiku no es transmitir un concepto a través de la poesía sino despertar la conciencia de la no dualidad.
Se trata de liberarse de los límites del lenguaje.
• Bashô decía que el haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento. Es el aquí y ahora. Intuición pura.
• El lenguaje discrimina y aclara las cosas, pero simultáneamente divide y crea oposición.
Podríamos recordar la figura del mago en el Tarot que con el lenguaje crea la ilusión del mundo, de uno mismo.
• No se trata de imponer nada, ni de comunicar nuestra ideología, ni de mostrar nuestro ego.
No es lo que dice el haiku sino lo que no dice. Algo que va más allá de la conciencia simbólica.
Su comunicación es invisible, sutil.
• El haiku es breve porque quiere escapar de las trampas discursivas.
luna llena otoño
rodeando lago
noche toda
diferente a:
luna llena de otoño
he vagado toda la noche
alrededor del lago.
• No hay antes y después, apenas hay verbos, es una meditación del instante donde uno debe desaparecer.
• Matsuo Basho (1644-1694), se educó como samurai. Después, en Kyoto estudió clásicos chinos y japoneses.
En 1681 conoció al maestro zen Bucho. Basho, significa plátano.
Hace del haiku la expresión de su iluminación.
Decía: Los versos de algunos poetas están excesivamente elaborados y pierden la anturalidad que procede del corazón. Lo que viene del corazón es bueno, la retórica es innecesaria.
El valor del haiku es corregir la utilización de las palabras ordinarias. No debemos tratar las cosas descuidadamente.
• La sucesión de las estaciones eran el ritmo de su respiración.
La naturaleza era un verdadero maestro viviente.
• Un discípulo compuso este haiku:
Libélulas rojas
quítales las alas
y serán vainas de pimienta.
Basho respondió: No, de este modo has matado a las libélulas. Di más bien:
vainas de pimienta
añádeles alas
y serán libélulas
Para vivificar la naturaleza y no destruirla.
• La poesía de Bashó se centra en el amor y en lo cotidiano. Él mismo decía sin experimentar frío y hambre, la verdadera poesía era imposible.
Su vida estuvo marcada por la pobreza buscada intencionalmente y por las numerables peregrinaciones a lo largo del Japón.
• Decía que el poeta debía abandonar sus actitudes personales. Así la vanidad del poeta no debía manifestarse. No componer un poema impulsado por su ambición.
• No he escrito ningún verso en mi vida que no sea mi poema de despedida.
Habiendo enfermado en el camino,
mis sueños
merodean por páramos yermos
Julián Peragón
• El elogio de la sombra. Tanizaki. Ed. Siruela
• Haiku de las cuatro estaciones. Matsuo Basho. Miraguano ediciones
• Cincuenta haikus. Issa Kobayashi. Poesía Hiperión
• Wabi Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos. Leonard Koren. Ed. Hipotesi-Renart
• El libro del té. Okakura Kazuko. Alta-Fulla