Meditación hacia el NORTE
MEDITACIÓN hacia el NORTE por Julián Peragón de la Escuela Yoga Síntesis
EXPLICACIÓN PREVIA:
De la misma manera que el yogui o la yoguini se orientaba hacia el este por las mañanas para realizar su práctica delante del sol, el ser humano en todas las tradiciones se ha sentido inmerso en la naturaleza y con ello daba sentido a su propia vida.
Los puntos cardinales tienen unas características propias naturales pero también admiten una carga simbólica que puede ayudar a reforzar nuestra práctica.
El Norte está vinculado con la noche donde todo queda a oscuras y en quietud, con la luna nueva cuya invisibilidad permite percibir como nunca el cielo estrellado, pero también el Norte está conectado con el invierno donde la vida hurga en las raíces preparándose para la nueva vida en primavera.
En el Norte encontramos la estrella Polar y es adonde apunta la aguja de nuestra brújula. Por eso encontrar el Norte en nuestra vida sea tan importante para no deambular de forma reactiva al tuntún de las circunstancias.
Meditar hacia el Norte es un ejercicio de ajuste vital donde discernimos aquello que brota en lo más profundo de nosotros mismos y que forma parte de nuestra naturaleza esencial.
MEDITACIÓN
Estira dulcemente tu cuerpo antes de meditar para preparar la postura.
(Tres campanadas)
Una vez has descubierto dónde se sitúa el Norte en tu espacio de meditación, siéntate con comodidad y realiza un saludo para iniciar el viaje hacia el interior.
Procura que la postura te ayude a establecer la inmovilidad y así acercarte más y más a la presencia.
Céntrate ahora en las sensaciones corporales y observa cómo suceden en este preciso momento. Aparecen y desaparecen aunque sean placenteras, desagradables o neutras. Simplemente eres espectador de ellas.
La respiración sucede de forma espontánea. Notas cómo entra y sale el aire sin esfuerzo. Y te dejas respirar sin más.
(Una campanada)
Tu cuerpo es como una aguja imantada que se orienta hacia el Norte geográfico. Sin embargo, tu mente se dirige hacia el Norte interior.
La belleza del invierno reside en esa quietud externa que esconde una vida secreta en el interior de la tierra resguardada de todas las inclemencias.
Meditar hacia el Norte es acoger la semilla de nuestra consciencia y hacerla germinar para que estalle en la primavera.
Meditar hacia el Norte es absorber el silencio de la noche durante la cual nuestra razón inquieta todavía duerme pero deja abierta la voz del alma que se expresa a través de las imágenes de los sueños.
Meditar hacia el Norte es hacerse invisible como la luna nueva y abrir los ojos de par en par para asombrarse con el cielo infinito que no es más que un espejo de nuestro cielo interior.
Al meditar hacia el Norte cerramos y abrimos un ciclo vital, ya sea diario, mensual o anual. Ya sea en un trabajo o en una relación. En una etapa de la vida o a través de acontecimientos significativos que vivimos. Porque meditar es el arte de vivir, de acoger y de saber despedir, en paz.
(Una campanada)
(Sé como el buen caminante que no se despega de su brújula interna para seguir el camino que convoca el alma.)
Quédate en silencio hasta el final de tu meditación.
Al finalizar, inspira profundamente, haz un saludo de agradecimiento y muy lentamente estiras todo tu cuerpo.
Gracias por compartir estas meditaciones. Om Shanti.
Ilustración: Ken Cheung by Unsplash